Antes de que marche Einstein, por Odón de Buen
“Propuse ayer en el Ateneo que el Gobierno invitara al profesor Einstein a presidir una delegación española encargadas de preparar, observar y estudiar después los resultados obtenidos en el próximo eclipse de sol, visible en una amplia zona de Méjico(sic) el día 10 de septiembre de éste año.
Así se daba forma adecuada al oportuno y plausible ofrecimiento hecho en la Academia de Ciencias por el Ministro de Instrucción Pública, Sr. Salvatella, con general sentimiento de todas las personas cultas.
El profesor Einstein quedaría durante un año (no menos) al frente de un grupo de investigadores de nuestro país, de los cuales tiene seguramente, el más alto concepto; le ofreceríamos ocasión de dirigir los trabajos necesarios para comprobar una de las deducciones fundamentales de su doctrina, y prestaría a los nuestros el inmenso servicio de familiarizarles con sus geniales medios de investigación. La ciencia podría adelantar mucho terreno, y España adquirir sólido prestigio científico.
No hay que olvidar que están en territorio mejicano los lugares mejores para observación del eclipse. Méjico cuenta con valiosos hombres de ciencia. Tuve la satisfacción de intimar en la última asamblea internacional de Geodesia y Geofísica, en Roma, con la delegación mejicana; quedé prendado de la profundidad de sus conocimientos, de la sencillez y caballerosidad de su trato. Seguramente entre nuestros colegas de Méjico y en las esferas del Gobierno, la caravana española, con Einstein al frente, merecerá la más fraternal acogida y el más decidido apoyo; ¡es posible que en las tiendas del prestigioso campamento de observadores floten las banderas española y mejicana!
En todos los países se hacen grandes preparativos para observar el eclipse del 10 de septiembre; irán legiones de sabios a la zona mejicana y a California; el plan científico abarca muchas cuestiones de importancia; pero la observación de mas trascendencia, la que todos persiguen con verdadero empeño, es la que refiere a la desviación de los rayos de luz por la acción gravitatoria de la masa solar, que puede proporcionar una prueba decisiva de la doctrina de Einstein.
Y los sabios astrónomos del mundo entero se afanan por conquistar esta trinchera.
¿Debe España despreciar la ocasión de que conduzca a sus investigadores la gran figura, la genial habilidad técnica del creador de la doctrina de la relatividad?
Bulle, se agita generosa y esperanzada en España una generación de investigadores que tienen alma para emprender las mayores empresas científicas, darle alientos es preparar una patria respetada fuera y próspera dentro; defraudarla sería lanzar al pantano del desencanto nuevos sedimentos asfixiantes. Con directores como Einstein al frente y con el material más perfecto ¡qué empresa no sería capaces de realizar!
No ignoro las dificultades de la empresa; faltan seis meses; habrá que construir material adecuado , instalarlo con mucha anticipación en lugar elegido para las observaciones; el eclipse no se presente en circunstancias muy favorables, porque han de obtenerse durante pocos minutos (tres y medio en la parte occidental, dos y medio en la parte oriental) fotografías de las estrellas próximas al Sol y sólo las habrá de octava magnitud en adelante. Pero las mismas dificultades existen para todos los observadores, salvo las de material que algunos observatorios se han proporcionado con un año de antelación.
La dificultad del material no se imposible de vencer; con la autoridad de Einstein, acudiendo inmediatamente, o la casa Zeiss, o las casas norteamericanas quizá lo proporcionen. La misión mejicana es posible lo haya preparado; algo creo haber oído en Roma a los delegados de aquella República en éste sentido, y en tal caso, asociar nuestros trabajos a los suyos; sería honroso para ambos. En último término, el estudio, la preparación metódica, las observaciones previas y después del eclipse, cuando la guía el genio, pueden suplir en gran parte el deficiente material.
Creo que el Gobierno español no debe titubear un instante y concertar con Einstein (se marcha dentro de tres días) el plan de trabajo y la cuestión económica, Se necesita dinero, y pronto; cerradas las Cortes, tratándose de trabajos internacionales y queriendo el Gobierno, puede hacer frente a los gastos en un plazo brevísimo. ¿Quién escatimara el aplauso, si han sido generales y, calurosos los tributados al señor Salvatella por sus felices palabras en la Academia de Ciencias?
Queda una cuestión siempre en España difícil, siempre enojosa; la del personal. Entre los hombres de Ciencia no hay aquí la mejor armonía, y los intereses creados en derredor de las instituciones científicas oficiales suele ser una rémora y, lo que es peor, son un peligro de desprestigio fuera. Es preciso que esto acabe radical, rápidamente. Mucho puede hacer el Gobierno en este delicada asunto. Pero tratándose de trabajar fuera de España, al lado de los mayores prestigios científicos del mundo, sólo deben ir los mejor preparados, los más capaces y lo más ardorosos.
Por fortuna, si Einstein ha de dirigir, déjese a su elección las personas, rodeándole, desde luego de los mejores astrónomos y físicos del país , para que haga la selección, o mejor para que divida el trabajo tras de un periodo preparatorio.
Y confiese a los dos observatorios nacionales, el de Madrid y el de San Fernando, cuyos directores ofrecen las mayores garantías de altura científica y de seriedad, que, con Einstein, propongan, desde luego, cuanto crean conveniente.”
Odón de Buen