Profesor Odón de Buen: Visionario de las ciencias marinas, por Federico Álvarez Prado ( Investigador IEO)

Odón de Buen

Hace poco que se conmemoro el centenario del Laboratorio Biológico Marino de Baleares, inaugurado el 2 de mayo de 1908, actual Centro Oceanográfico de Baleares del Instituto de Oceanografía (IEO). Sus orígenes ya antecedentes están bien recogidos en la documentación disponible, ente la que destaca las memorias de su impulsor y fundador, el profesor Odón de Buen. Su rica personalidad y vida agitada se desplegaron en variadas facetas del ámbito público, fundamentalmente aquellas relacionadas con las ciencias naturales, al ejercer durante 45 años de catedrático, 22 ellos de la Universidad de Barcelona y 23 en la de Madrid, y haber pasado por sus aulas más de 25.000 estudiantes. Pero en estas notas quisiera destacar una que con el tiempo adquirió mas valor, y la de haber sido pionero como portavoz e impulsor en España de una serie de ideas que con el tiempo se demostró que eran transcendentes. De hecho, ya forman parte en la actualidad y por derecho propio el conjunto de conocimientos y de la forma de abordar la investigación la investigación científica marina sensu lato, así como por la relevancia social de la misma a la hora de prestar servicios y recursos para la humanidad.
Como consecuencia de su fuerte compromiso personal con el papel que la educación y progresiva formación juega en el progreso tanto personal como de la comunidad, el Profesor Odón de Buen concebía la Ciencia como impulsora del progreso de España, implicándose en actividades que favoreciesen el desarrollo de las investigaciones y quien la hace posible, los investigadores. En este sentido, se pueden citar estos párrafos extraídos del discurso que pronuncio en 1908 en la apertura de la Asamblea General de la Sociedad Zoológica de Francia, en París.
“Se opera ahora en España un intenso movimiento pedagógico de regeneración. Hay un gran número de personas que fían todo en la Ciencia y a ella se dirigen sus miradas. No he de descansar un instante an el trabajo fecundo de crear en mi patria una atmosfera favorable a la cultura científica. Es bien fácil comprender, dada nuestra tumultuosa historia contemporánea, que haya entre nosotros pocos investigadores científicos. Falta el ambiente, nosotros los formaremos”.
Esta visión de la investigación se complementaba con use idea de la importancia de la divulgación científica, considerada como el estimulo que se traslada a la sociedad para que esta despierte su interés y apoye el proceso que lleva a la consecución de los beneficios potenciales que la investigación puede ofrecer. El siguiente texto extraído del mismo discurso lo ratifica con claridad:
“En España la vulgarización científica es absolutamente necesaria para asegurar el éxito a los pocos que trabajan por la ciencia pura. Para que nos ayude la opinión es necesario que nos comprenda… Divulgar, propagar, popularizar el estudio de la Naturaleza es hacer una obra social de inmensa importancia; es, al mismo tiempo, preparar la atmósfera, disponer un medio favorable a los progresos científicos…”
Otra idea avanzada para su época seria la del desarrollo sostenible, que desde la publicación del informe en 1987 de la Comisión Mundial sobre el Medio Ambiente y Desarrollo “Nuestro futuro común”, conocido como informe Bruntland, figura en las agendas de los gobiernos como un objetivo a alcanzar, debido a la demostrada capacidad humana de alterar y modificar el medio natural a escala planetaria a través de las actividad económica y el gran aumento de la población, proceso denominado en la actualidad cambio global, y la dependencia del bienestar de la sociedad presenta y futura de una gestión exitosa de su interacción con el entorno natural. En efecto, al dirigirse a la Comisión Internacional para la Exploración Científica del Mar Mediterráneo con motivo de su constitución definitiva en noviembre de 1919 en el Palacio del Senado en Madrid, en un acto presidido por el Rey de España, Alfonso XIII y el Príncipe Alberto de Mónaco, dijo:
“La humanidad sufre en estos momentos enorme subversión económica. Todos los gobiernos tratan de aumentos los recursos alimenticios, temiendo grandes catástrofes. La mar es una fuente inagotable de alimentación sana, barata, que se renueva sucesivamente; pero es preciso reglamentar sabiamente su explotación, y sin la base de los estudios oceanográficos se corre el riesgo de secar la fuente en lugar de sostener y aun aumentar su caudal”.
Paralelamente, los numerosos y frecuentes contactos personales con científicos europeos que estaban en las líneas de frontera de investigación marina, permitían al profesor de Buen tener discusiones muy enriquecedoras y acceder a información de primera mano sobre temas relevantes. Uno de estos ejemplos lo refleja en sus memorias al relatar la acogida entrañable y familiar en su hogar por parte del Oceanógrafo danés Johanes Schmidt, descubridor de uno de los enigmas de la bilógica marina, como fue el ciclo vital de la anguila. Las numerosa y prolongadas campañas oceanográficas que el DR. Schmidt realizo por el Atlántico a bordo de los buques “ Thor” y “ Dana”, con el fin de seguir el rastro espacio-temporal del desarrollo de las larvas leptocéfas de la anguila hasta encontrar el origen, el mar de los Sargazos, y resolver así el misterio de la reproducción de la especie, conciencio aun mas al profesor de Buen de la importancia de la investigación multidisciplinar del medio marino, y que expresa claramente con las siguientes palabras:
“El enigma quedo descifrado y el triunfo universalmente celebrado de Johannes Schmidt fue el éxito mayor de la Oceanografía biológica de nuestros tiempos, y ahora vuelto yo a preguntar, esa Biología de altos vuelos y enormes horizontes ¿hubiera sido posible sin la unión fecunda de la oceanografía biológica con la oceanografía física? ¿ no es la separación de esas dos ramas de una misma ciencia, propensa a una excesiva especialización que haga imposible la solución de los mas amplios problemas?
También entre sus preocupaciones figuraba la contaminación marina, concretamente al vertido de petróleo al mar y sus consecuencias para los organismos y los ecosistemas que los soportan. En la mente de todos figuran las recientes catástrofes y accidentes, como ha sido la del petrolero “ Prestige” en aguas gallegas en noviembre de 2002 y el mas reciente del buque “ Don Pedro” en Ibiza, aunque nada comparable en cuanto a la magnitud de sus respetivos impactos medioambientales. Así, el Consejo Internacional par la exploración del Mar, fundado en 1902 con sede en Copenaghe, que reúne desde entonces a científicos del todos los países ribereños del Atlántico Norte de Europa y América y es la organización intergubernamental científica marina mas veterana en la actualidad, encargo al profesor de Buen un dictamen al respecto al manifestar previamente sus intereses den el tema y que presentó, en la asamblea de dicho Consejo celebrada en Londres en 1929.
Al final de su vida activa universitaria (1933) y con motivo del banquete jubilar que se le ofreció con numerosa asistencia y variada representación institucional, y que relata en sus memorias, el profesor de Buen señalo de manera pertinente el reto futuro que plantean los Océanos para el desarrollo de la humanidad. La creciente demanda de recursos tanto vivos como energéticos, así como las posibilidades que cono motivo de los cambios ambientales drásticos y el desarrollo tecnológico se abren a la comunidad internacional y que disparan la disputa geopolítica sobre un territorio como el Ártico en el que se sitúan, por ejemplo, la cuarta parte de los hidrocarburos pendientes de descubrir en el planeta, han dado contenido real a estas palabras:
“Nuestra escuela se ha fundado siempre en estos cimientos; ciencia, técnica, método rigurosos y constancia en el trabajo. Lógicamente la Oceanografía ha de ser internacional, en los océanos no existen fronteras; el mar es de todos y lo aprovecharan los mejor preparados y los mas audaces”.
Por otro lado, la labor científica del Profesor de Buen se vio además complementada con la diplomática, al asistir a numerosas reuniones internacional como representante del Ministerio de Instrucción Pública, haciendo valer también las aportaciones científicas que progresivamente de desarrollaban en nuestro país para integrarlas en la comunidad científica sobre la oceanografía, la pesca, los recursos marinos y el medio ambiente en general influyo decisivamente en numerosos investigadores que le sucedieron, aunque sin duda su obra por excelencia fue la fundación del Instituto Español de Oceanografía en 1914. De hecho, cuando se jubilo en 1934, el IEO contaba con tres laboratorios (Palma, Santander y Málaga) y un plantilla de alrededor de 50 personas. Hoy son nueve los Centros Costeros, además de los citados, radicados en Santander, Gijón, La Coruña, Vigo, Santa Cruz de Tenerife, Cádiz y San Pedro del Pinatar (Murcia), con una plantilla de mas de 600 personas. El IEO esta integrado en el sistema europeo e internacional de investigación, representado desde su fundación al Gobierno español ante organizaciones y comisiones oceanográficas internacionales, y es actualmente la única institución de implante estatal dedicada en exclusiva a la investigación y el asesoramiento científico en variados temas del ámbito marino, tanto nacionales como internacionales. El tiempo despejo claramente la dudas que el propio Profesor de Buen se planteaba:
“ Me sobrevivirán mis fundaciones oceanográficas? No creo que la labor de medio siglo haya sido baldía. No sembré en arenales estériles.”

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