Odón de Buen y los “sacrificios” que impone la ciencia. El viaje de ” La Blanca”
En febrero de 1886 ( en estos días se cumplen 127 años de esta efeméride que cambiaría la vida de nuestro ilustre homenajeado) Odón de Buen fue nombrado para ocupar el puesto de naturalista de la expedición científica que a bordo de ” La Blanca” realizaría un viaje de circunvalación alrededor del mundo. En dicha ruta el zufariense sería el encargado de recoger ejemplares de la flora de distintos países después llevarlos al Museo de Historia Natural de Madrid.
De esto modo anunciaba Las Dominicales del Libre Pensamiento el nombramiento de su excelso colaborador en su edición del 14 de febrero de 1886:
” Odón de Buen ha obtenido el nombramiento de naturalista de la expedición científica organizada para dar la vuelta a la Tierra en la fragata Blanca. El nombramiento ha sido hecho a propuesta del catedrático del Museo de Ciencias ( Dr. Bolivar). La práctica de Odón y sus excepcionales condiciones para este género de trabajos han sido los fundamentos en los que sin duda se han apoyado los catedráticos para elegir al joven naturalista para el desempeño de tan honradísima expedición. Entusiasmo, riqueza de conocimientos, actividad incansable, resolución que toca los límites de la temeridad, facilidad imponderable para percibir los fenómenos y exponerlos con claridad, todos estos dotes tan precisos para el desempeño del puesto que se ha confiado, sobresalen en Odón de Buen.
Odón de Buen del Cos
La gran noticia que suponía el nombramiento de Odón para ocupar el puesto de naturalista a bordo de ” La Blanca” no escondía la pena que sentían sus más allegados por perder su compañía durante 3 años, que era el tiempo que en un principio iba a durar este viaje de circunvalación. Tal sentimiento de añoranza se demostraba en la edición del 14 de febrero de 1886 de Las Dominicales del Libre Pensamiento:
” Que no se atribuyan a lisonja ni al cariño afectuosísimo que nos une a Odón de Buen nuestros aplausos, precisamente quien más perdemos con este nombramiento somos nosotros: !! Tres años separados de él, tres años sin cultivar su entrañable afecto!! !! Qué sacrificios impone la ciencia!!
J. Gonzalvo.
Como el tiempo se encargaría de demostrar, tras esa cálida y doliente despedida, había mucho más que afecto y lisonja hacia ese joven brillante que por aquel entonces no tenía más de veintitrés años. Había todo un anticipo, una certera premonición del futuro que aguardaba a Odón, sin duda derivada del magnetismo que por aquellas edades debía ya irradiar a su alrededor. Como todos sabemos de aquel viaje habría de derivarse un giro transcendental en la orientación profesional y vital de nuestro hombre: sin dejar de mirar a la naturaleza en su conjunto, desde aquel momento jamás podría apartar su mirada de los ecosistemas marinos. Lo hizo de manera tan apasionada y magistral que aquí estamos nosotros todavía hoy atraídos y aferrados a su estela.