Los veranos de Odón

A pesar de tener fijada su residencia en Madrid y Barcelona respectivamente, donde se encontraban ubicadas las respectivas Universidades donde Odón de Buen ejerció la enseñanza durante 40 años, siempre tuvo en su mente su localidad natal, esa Zuera que abandonó tempranamente para poder cursar sus estudios superiores, primero en Zaragoza y más tarde en Madrid.

Muestra de la querencia hacia su pueblo y sus gentes fueron las gestiones que realizó para que Zuera pudiera disfrutar desde 1929 de un edificio verdaderamente espectacular en el cual poder instruir a sus “hijos”. Tampoco queda en el olvido las gestiones realizadas por los hijos de Odón, más cercanos generacionalmente a los gobernantes de la II República para atender las demandas de los vecinos del Barrio del Portazgo ( conocido entonces como Barrio de la Alegría) para que dicho barrio contara con un aula que permitiera a los pequeños acudir a clase sin tener que desplazarse todas las mañanas a Zuera transitando por la concurrida carretera que conducía al casco urbano de Zuera.

Odón de Buen junto a Pedro del Cos en una de sus visitas a Zuera.

Odón de Buen junto a Pedro del Cos en una de sus visitas a Zuera.

Durante la época estival, Odón y su familia “desembarcaban” en Zuera durante algunos días a descansar y visitar a sus familiares, alojandose en la casa que la familia poseía en la calle Navas.

Como consecuencia del respeto y la admiración que sus convecinos le profesaban a su ilustre y conocido vecino, éste era requerido por el Casino Republicano, entidad que en Zuera ” pretendía convertirse en bastión zufariense de las ideas progresistas”, siendo el “..templo laíco de la modernidad, el progreso y la ciencia. A los salones de dicha organización, situados entre la calle Mayor y la Plaza España era invitado Odón, invitación que aceptaba de sumo gusto, para ilustrar a sus vecinos acerca de temas tan desconocidos para los habitantes del interior peninsular en aquellas fechas como la oceanografía. Aunque sus asistentes, a pesar de escuchar términos tan extraños para ellos, escuchaban con gran atención todo aquello que les transmitía su ilustre vecino, al que vieron marchar en su juventud como un estudiante brillante para regresar convertido en un importante referente de la ciencia española y fundador de la disciplina de la oceanografía en España.

También es sabido que durante aquellos días, el oceanógrafo aprovechaba para pasear por los montes de Zuera, aquellos mismos que serían testigos de su naciente inquietud y curiosidad por la naturaliza y su detenido estudio.

                                                                                                                                                                                                                                    Javier Gonzalvo

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